“El mundo se encuentra ante una crisis humanitaria y sanitaria…”
Por: Vivian Chile
Foto: CONRED
Desde el inicio de la crisis sanitaria, varios países y regiones paralizaron algunas legislaciones para restringir el uso de plásticos a consecuencia de la expansión de la pandemia. En un primer nivel, el propósito es revitalizar (proteger, restaurar, limpiar) el complejo suelo, vegetación, atmósfera y uno de los ciclos fundamentales para la vida, el del agua. Según la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) el 75% de la superficie de la Tierra está degradada; se espera que más del 90% lo esté para el 2050 y es probable que los ecosistemas marinos serán los primeros en colapsar; se estima que 1 millón de especies están al borde de la extinción y que el 60% de las poblaciones de vida silvestre están en declive.
Las últimas pandemias, y el Coronavirus en particular, ponen en evidencia que la diversidad biológica y los beneficios que nos provee son fundamentales para el bienestar humano y un planeta saludable. Su buen funcionamiento nos provee directamente de alimento y en muchos de los cultivos es indispensable la ayuda de polinizadores como abejas y sus precursores, el agua que bebemos y el aire que respiramos y así, todo lo que damos por sentado cada día. “El mundo se encuentra ante una crisis humanitaria y sanitaria sin precedentes en el último siglo en un contexto económico ya adverso. A diferencia de 2008, esta no es una crisis financiera sino de personas, producción y bienestar”, comenta Jeseni
Una doble crisis
“Nos enfrentamos, al menos, a una doble crisis: a los impactos de la pandemia del coronavirus, habrá que añadir la profunda y compleja crisis ambiental de largo alcance que compromete la habitabilidad del planeta para todas las especies”, señaló de León. Lamentablemente en Guatemala, a causa de la falta de un sistema eficiente de gestión de residuos, educación ambiental e higiene, es perceptible que la contaminación por desechos sólidos salga en aumento. Los últimos bosques densos se pierden a tasas mayores al 3 % anual; los lagos más importantes tienden aceleradamente a la acumulación de residuos orgánicos, como consecuencia de las cantidades industriales (procedentes de la economía y de los hogares) de desechos sólidos y líquidos que reciben incesantemente. Según el informe que presentó el Ministerio de Ambiente, si los patrones de consumo y prácticas de manejo de desechos continúan para el 2050, habrá 12 mil millones de toneladas de basura plástica en el medio ambiente.
El cambio climático es definitivamente uno de los retos más grandes que actualmente enfrenta la humanidad, tanto en acuerdos que limiten la generación de gases contaminantes que causan este problema; preguntando a agricultores qué cosas han notado con el clima, por ejemplo, los agricultores reportan que es más difícil ahora predecir el inicio y el fin de la época lluviosa. Esto por supuesto les complica mucho determinar cuándo hacer la siembra. Las famosas “aguas de mayo” no han llegado en los últimos años. Y con la llegada de tormentas tropicales o el famoso huracán Nana. Esto por supuesto ha aumentado considerablemente el problema de inseguridad alimentaria y hambrunas especialmente en el llamado corredor seco del país, particularmente las regiones orientales del país y las áreas al sur de los departamentos de Huehuetenango, Quiché y las Verapaces. Mucha de la falta de agua ya observada en estas y otras regiones del país proviene del mal manejo que hacemos de este recurso vital, especialmente en cuanto a la contaminación de aguas superficiales al descartar nuestras aguas servidas sin ningún tratamiento previo. Se debe reconocer que no se puede despilfarrar la dotación de bienes y servicios naturales que son inherentes a la latitud y a las condiciones climáticas, topográficas y de suelo de este país y que, objetivamente, constituyen el único “activo” al que buena parte de la población nacional puede acceder, aunque cada vez menos.
Foto: Globovision
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