Este es el relato de una guatemalteca que día a día lucha por salir adelante en medio de la crisis sanitaria en Guatemala
Por: Dennis Chan
Es temprano en la mañana y la jornada apenas empieza para Lucrecia López, “Lucky”, (como la conocen todos), abrazados por el frio madrugador que se posa sobre la ciudad, nuestro personaje se dirige a su pequeño comedor y con mucha ilusión lo apertura esperando a que las personas que transiten enfrente del mismo deseen pasar adelante y desayunar.
Poco a poco empieza a alistarse y a ordenar su lugar de trabajo, trata de que todo este impecable para sus clientes, pasan las horas y se alcanza a escuchar que de su voz surgen las palabras “la mañana estuvo silencio”. Ve el reloj de su celular, observa que pronto serán las 10 de la mañana y empieza nuevamente a limpiar su estación con la ayuda de su compañera de trabajo, alistándose para el menú del almuerzo del día de hoy empiezan a cocinar para estar listas a medio día.
En el “corre, corre” que conlleva cocinar nos concede sus impresiones sobre como es que ha tratado de sobre llevar el día a día a raíz de la prohibiciones y regulaciones dictadas por el gobierno de Guatemala para combatir la pandemia del coronavirus.
Piensa, duda en hablar, pero comenta que las medidas implementadas por el gobierno para combatir la pandemia del coronavirus han sido malas para el comercio por que bajo bastante, no hay ventas, los que dependemos del comercio informal si nos afecta nos quedamos sin entradas de dinero.
Con una mirada triste y rostro preocupado, dice: “A mi me han afectado las medidas en el sentido de que la gente ya no come en la calle, si no que sale temprano de su trabajo y mejor se va a comer en su casa, ha bajado la venta, de un 100% que llegaba antes ahora solo llega el 20. La gente tiene desconfianza de salir a comer a la calle, mejor cocinan en su casa, además de que el bolsillo ya no da como para estar comprando comida en la calle”
Comenta que para que la gente confié en ella y tenga tranquilidad de llegar a comer nuevamente a su negocio ha tomado medidas de seguridad para prevenir cualquier contagio, como mantener el gel disponible y frecuentar el lavado de manos, tanto para ella como para sus clientes, además de usar mascarilla, en todo momento, también implementó las medidas de distanciamiento entre sus clientes cuando sea posible, comenta que si bien es cierto hay contacto siempre porque hay que recibir el dinero o servir la comida trata de que se haga lo más lejos posible.
Recuerda que antes había más comunicación con sus comensales, “uno antes hasta platicaba con ellos, hoy solo muchas gracias y adiós”
Dice que la gente tiene miedo ya que antes comían en el local, ahora la mayoría de sus ventas son para llevar. Manifiesta que las personas no están trabajando como antes ya que muchas empresas están cerradas hasta el día de hoy, y muchos de sus clientes no es que no quieran llegar, sino que no tienen dinero para comprar comida como antes.
Asegura que tiene miedo de contagiarse de coronavirus porque no se sabe quién esta contagiado o no, por lo que solo le pide a Dios no enfermarse.
Opina que la frase “Quédate en casa” es difícil de cumplir para alguien que vive al día ya que si se queda en su hogar no se va a morir por el virus si no de hambre.
Manifiesta que no ha podido hacer mayor cosa para atraer clientes, ya que “aunque pinte de colores las paredes” para atraer comensales no hay quien le compre. Por el momento solo ha estado “aguantando y aguantando”, mientras se siguen acumulando los pagos, nos confiesa que debe tres meses del servicio luz, no ha podido pagar este mes la cuota de su local, “esto me ha restado no he visto ganancia, me he limitado”, asegura.
Explica con tono de voz triste, que su estilo de vida ha cambiado, ha tenido que ponerse restricciones, cuidar lo que tiene (se refiere a dinero) y gastarlo poco a poco porque si no se queda sin que comprar comida.
Expresa que cuando se levanten las restricciones gubernamentales le tocará ser creativa, por ejemplo, poner a la venta pastelitos, heladitos o licuados para incrementar ventas ya no solo comida si no que tendrá que agregar al menú antojitos o refracciones.
Finaliza la entrevista con semblante triste y agotado deja un mensaje para las personas que se encuentran en la misma situación económica a raíz de la pandemia que afecta al país:
“Primero pídanle a Dios, que es el único que nos sustenta y que aguanten lo más que puedan, porque primero Dios esto ya va a terminar, y que sean creativos, que busquen como incrementar sus ventas para levantarse y así poder solventar los pagos pendientes”
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